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No hay mal que por bien no venga

April 07, 2022

Tras el paso de los huracanes Eta e Iota por Chinandega, la fuerza de los vientos y la gran cantidad de agua provocaron que el maíz se doblara y los frijoles se pudrieran, dejando manos arriba a productores y productoras que habían cultivado en postrera.

Para ayudar a mitigar el impacto, el proyecto Nutriendo el Futuro les propuso implementar la siembra de humedad, una técnica ancestral vigente que algunas personas beneficiarias han recuperado con resultados satisfactorios. Se trata de aprovechar la humedad que permanece en la tierra para sembrar plantas de ciclo vegetativo corto o cucurbitáceas como sandía y  ayote. Yoselin Morales, emprendedora de 25 años y habitante de la comunidad San Benito, Rancho Lilliam, Chinandega, no la pensó dos veces y se apuntó al proyecto. Tras recibir capacitaciones sobre la estrategia de siembra de humedad aceptó el reto de cultivar cucurbitáceas en media manzana. “Fue una oportunidad para trabajar en momentos de crisis y generar algunos ingresos para el futuro cercano y poder ayudar a mi familia”, comenta.

Al igual que Yoselin, un grupo de productores y productoras de la comunidad Las Nubes, municipio de Chichigalpa también se sumaron al proyecto y recibieron semillas de ayote y sandía que sembraron para consumir y para vender. Así cosecharon 700 sandías y dejaron un semillero de ayote para garantizar la seguridad alimentaria de sus familias.

“Nos ayudaron a subsistir”, mencionan. 

La estrategia de siembra de humedad benefició a 88 productores y productoras en Nicaragua, generando ingresos por 30 mil dólares con la sandía y 17 mil con el ayote.